El actual contexto peruano, es el ahogamiento silencioso  de gritos ligeros y profundos de quienes hoy, su voz se ha apagado.

Con decepción, comparto el contexto:

Noventa y uno, son los días que han transcurrido desde el 15 de marzo, que se declaró la cuarentena, y veinticinco desde que se emitió el “Plan de Intervención del Ministerio de Salud (MINSA) para Comunidades Indígenas y Centros Poblados Rurales de la Amazonía Frente a la Emergencia del COVID-19”, mediante el Decreto Supremo N° 308 -2020 del 21 de mayo; el mismo que sigue siendo un saludo a la bandera y ejemplo claro de que las letras en un papel, hasta que no se implementen y desarrollen como tal, seguirán siendo eternos discursos sin afanes de acción hacia la comunidad. Conjuntamente, esta penosa realidad está engatusada con las acciones que el Estado ha venido tomando, sin considerar las diferentes situaciones que atraviesan los pueblos originarios, olvidándose de este amplio sector de peruanos y peruanas de vasta población que históricamente se ha mantenido como la última llanta del carro, en cuanto a las decisiones políticas. Con este mismo rigor, la vulnerabilidad única que atraviesan los Pueblos Indígenas con Aislamiento Voluntario y Contacto Inicial (PIACI); grupos humanos que se encuentran en peligro de extinción inminente, por su débil sistema inmunológico para responder a enfermedades y la peligrosa constante presencia externa en sus territorios que los exponen directamente a un alto riesgo de contagio, lo que sería atroz y devastador.

Lamentablemente no hay información exacta sobre la cantidad de integrantes de pueblos indígenas que hayan fallecido en estos tiempos por el COVID-19, pero las noticias y en diversas plataformas se ha visto, pronunciamientos sobre eso de organizaciones, como la Organización Regional de Los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), LA Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que reúne  a diversas organizaciones sociales de nuestra Amazonía. El pasado 13 de junio pude ver en redes sociales, un video circulando del pueblo Awajún pidiendo atención inmediata; asimismo, la Coordinadora de Desarrollo y Defensa de los Pueblos Indígenas de San Martín-Base Regional (CODEPISAM) que es base del AIDESEP en nuestra región, ha compartido información sobre el golpe directo que han recibido nuestros pueblos originarios y de la mano con CEPKA (Organización del pueblo Kichwa), han desarrollado un protocolo construido por tres pueblos indígenas: Kichwa, Shawi y Awajún. Estas acciones para sus comunidades se han estructurado desde diferentes mecanismos de control para la lucha contra la pandemia; algunas de ellas, es cerrar sus fronteras para evitar la propagación del virus, mantenerse en sus territorios y no tener contacto con pueblos colindantes, el uso de su medicina ancestral y/o tradicional  es vital frente a síntomas que puedan tener. Estos cuidados comunitarios, se desarrollan con singularidad; aunque lamentablemente todo eso pueda no ser suficiente, pero lo que no se debe negar, es la gran lección respecto a la condenable omisión de respuestas políticas del gobierno local, regional y central.

El actual gobierno del Presidente Vizcarra acrecienta la deuda externa, y se ha  olvidado de la otra deuda histórica que tiene con los pueblos indígenas.

Foto: Jhonatan Yuri